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ç Empaque los tomates en frascos:
Empaque bien los tomates preparados en los frascos de vidrio esterilizados, dejando aproximadamente 1 pulgada de espacio libre en la parte superior.
Si lo desea, agregue 1 cucharada de jugo de limón o 1/4 de cucharadita de ácido cítrico a cada frasco de medio litro para ayudar a conservar el color de los tomates.
Opcionalmente, agregue una pizca de sal a cada frasco para realzar el sabor.
Agregue líquido (opcional):
vierta agua hirviendo o jugo de tomate en los frascos para cubrir los tomates, dejando 1 pulgada de espacio libre. Alternativamente, puedes agregar aceite de oliva para cubrir los tomates.
Retire las burbujas de aire y selle los frascos:
use un utensilio no metálico, como una espátula de plástico, para eliminar las burbujas de aire atrapadas entre los tomates.
Limpie los bordes de los frascos con un paño limpio y húmedo para asegurarse de que estén limpios y libres de residuos.
Coloque tapas esterilizadas en los frascos y atornille las bandas con la punta de los dedos.
Procesar frascos (opcional):
si desea almacenar los tomates a temperatura ambiente, deberá procesar los frascos en una envasadora al baño maría. Siga los procedimientos de enlatado adecuados según su altitud y el tipo de tomates utilizados.
Si prefiere el almacenamiento refrigerado, omita el paso de procesamiento y pase al siguiente.
Almacenar frascos:
Etiquete los frascos con la fecha de enlatado y guárdelos en un lugar fresco y oscuro, como una despensa o un sótano. Asegúrese de que estén alejados de la luz solar directa y de fuentes de calor.
Revise los frascos periódicamente para detectar signos de deterioro, como tapas abultadas, malos olores o crecimiento de moho.
Si sigue estos pasos, podrá almacenar tomates frescos de forma segura en recipientes de vidrio hasta por seis meses, lo que le permitirá disfrutar de su sabor y beneficios nutricionales durante todo el año.
